viernes, 28 de noviembre de 2008

El Tribunal tendrá presidencia rotativa

Hasta ayer, la presidencia del Tribunal Oral Federal que juzga a Carlos Pla, Victor Becerra, Miguel Ángel Fernández Gez, Juan Carlos Pérez y Luis Orozco, estuvo en manos del juez Raúl Rodríguez.

A partir del lunes, comenzará a ser rotativa y desde la semana venidera estará a cargo del juez Julio Nasif.

Ese día se leerán testimonios de personas fallecidas, entre ellos el de Laura Álvarez, madre de Graciela Fiochetti, realizado ante el juez González Macias en Mendoza, en el año 1985.

Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com

Testimonió el responsable del operativo en La Toma

Lo primero que debió hacer el Tribunal Oral Federal de San Luis, que juzga a ex militares y ex policías por crímenes de lesa humanidad, fue resolver la recusación planteada por el abogado Hernán Vidal, que primero apuntó al vocal Roberto Burad y luego fue por todo el tribunal.

Tras una extensa deliberación, los jueces decidieron no hacer lugar al pedido del defensor de Carlos Pla y Víctor "El Japonés" Becerra. Así las cosas, la audiencia comenzó alrededor de las 11 de la mañana y se prorrogó hasta cerca de las 17. Había sido citada para las 8,30.

El juicio retomó su ritmo habitual. Vidal debía revisar los fundamentos y prometió que si no eran satisfactorios, iría en queja a una instancia superior en Buenos Aires.


Ayer atestiguaron el entonces teniente primero Horacio Ángel Dana, que tuvo a su cargo el operativo donde se detuvo a Oscar Trepin, Graciela Fiochetti y Víctor Fernández en La Toma; el entonces cabo de la Policía Juan Amador Garro, el comisario Omar Correa y el agente chofer Jorge Felix Natel.

El principal testigo fue Dana, sindicado en una versión como el hombre que ultimó a Graciela Fiochetti. Con muchos baches en su memoria y un permanente "la verdad que no recuerdo", el militar retirado reconoció que el procedimiento estuvo a su cargo, que tenía la órden de "detener, trasladar y entregar a los detenidos a la policía", cosa que hizo "sin novedad" y que el proceder "no fue violento", no se hicieron disparos de arma de fuego, cosa que contradijo a muchos testigos que habían declarado con anterioridad que presenciaron el accionar conjunto de las fuerzas de seguridad.

Dana afirmó que esa noche estuvo presente en La Toma Víctor Becerra, pero dijo no haber visto a Carlos Pla en el operativo.

Aseguró que esa madrugada no se hicieron disparos y que todo fue "sin novedad".

Dijo que "el personal militar no tenía facultades para interrogar" y que ignoraba si habían sido interrogados por la policía. Fernández aseguró que fue apremiado por Becerra para sacarle información, allí, en la comisaría de La Toma, momentos después de su detención.

También aseveró que los prisioneros no mostraban signos de haber sido torturados. "Yo mismo los revisé", indicó el militar retirado. "Si hubiesen estado con signos de maltrato, se hubiese hecho un informe cuando los entregué en la Jefatura".

Otro capítulo que no convenció a nadie, se dio cuando el entonces teniente primero, ahora extremadamente olvidadizo a pesar de que no es una persona de mucha edad, fue cuando relató que "los prisioneros viajaron sentados, con las manos atadas porque el personal militar no estaba provisto de esposas, pero sin vendas". Fernández había relatado que tras ser torturados, los tiraron al piso con las manos atadas y los ojos vendados.

Para el lunes están citados a declarar Oscar Trepín, Ricardo Anglé y se procederá a dar lectura a las declaraciones testimoniales de personas fallecidas, entre ellos la de la madre de Graciela Fiochetti, Laura Álvarez.

Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Casación no resolvió y giró el expediente al Tribunal

Esta mañana se confirmó oficialmente que la Cámara de Casación no resolvió sobre el pedido de recusación al juez Roberto Burad que había hecho el abogado de la defensa, Hernán Vidal.

El expediente fue enviado nuevamente al Tribunal Oral de San Luis para que el cuerpo decida sobre el particular.

Si bien no hubo confirmación oficial, una fuente del Tribunal indicó que era casi seguro que las audiencias se reiniciarán mañana jueves.

Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com

Fernández Gez nuevamente con detención domiciliaria

El coronel retirado Miguel Ángel Fernández Gez, acusado junto a otras cuatro personas por asesinatos, torturas y desaparición de personas durante la dictadura militar, recuperó su estado de detención domiciliaria que tenía hasta el momento de iniciarse el juicio oral y público.

El militar, de 78 años de edad, primero había fijado un domicilio sobre la calle Colón y Ayacucho donde hay un colegio religioso, pero las monjas desconocieron el pedido y debió ser alojado en la penitenciaría local.

Ahora los familiares de Fernández Gez habrían alquilado una vivienda en el centro de la ciudad de San Luis, donde se encuentra alojado.

Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com

Las audiencias se reiniciarían el jueves

Extraoficialmente pudo saberse que el juicio contra los represores de San Luis se reiniciaría el jueves venidero. Hasta el martes, no se habían notificado a las partes, pero la resolución de la Cámara de Casación habría llegado ese día a San Luis.
El juez Roberto Burad fue recusado por el abogado defensor de Carlos Pla y Víctor Becerra. La presentación fue girada a la Cámara que debía resolver sobre el particular, pero hasta la jornada que pasó no trascendió si había hecho o no lugar al pedido. Otra de las alternativas que se manejaba era que hubiese devuelto el expediente al Tribunal Oral local para que resolviera sobre el particular.

Informe:Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com

martes, 18 de noviembre de 2008

Se suspendió el juicio, Burad recusado

Quedó suspendido hasta nuevo aviso el debate oral y público que se sigue a Carlos Pla, Victor Becerra, Luis Orozco, Miguel Fernández Gez y Juan Carlos Pérez, los policías y militares acusados de delitos de lesa humanidad durante la dictadura. El Tribunal Oral Federal tomó esa decisión tras la rescusación que hizo la defensa de dos de los imputados contra el vocal Roberto Burad, a quien acusó de prejuzgamiento y parcialidad manifiesta. En ese momento estaba declarando el ex policía de La Toma, Pedro Gil Puebla, quien de manera mendaz y reticente, de manera sistemática recurría al "no lo recuerdo", "han pasado tantos años" o hacía referencia a sus estados de salud.

Hernán Vidal, abogado defensor de Pla y Becerra, reaccinó de manera airada -y hasta sobreactuado- cuando el juez, ya cansado de que el testigo negara u "olvidara" lo que había dicho hacía cinco minutos, le leyó la declaración hecha por el ex policía -que según testigos participó activamente en esa noche negra de setiembre- en 1985. En ella reconocía que Becerra había participado en el operativo donde se detuvo, torturó y posteriormente trasladó a Víctor Fernández, Graciela Fiochetti y Ricardo Trepín.

Como era reacio a contestar, Burad le preguntó: ¿el señor Becerra está aquí en la sala?

Con la voz que parecía al borde del llanto, Gil Puebla argumentó que no podía girar su cuello por problemas en las cervicales. Al borde de perder la paciencia, Burad le solicitó si podía pararse para verificar y allí surgió el pedido de recusación del Vidal, que debía presentarla hoy en la mañana para que el Tribunal resolviera.

Ayer, luego del cuarto intermedio en donde declaró el olvidadizo y por momentos perdido Gil Puebla, el Presidente del Tribunal, Raúl Rodríguez, informó que habían decidido esperar la presentación formal del abogado de la defensa, para así resolver.

Antes de que las partes ser retiraran, el abogado querellante, Enrique Ponce, pidió que se detiviera al testigo para que se lo investigara por falso testimonio. "Ya se resolverá oportunamente", respondió Rodríguez.

Luego, Gil Puebla, algo más avispado, preguntó en que situación quedaba él, si estaba en libertad y cuáles serían las consecuencias que le esperaban. Entendió bien lo que habían pedido por su testimonio.

Duro pronunciamiento de la APDH

La filial local de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH - SAN LUIS) cuestionó el pedido del abogado defensor de Pla y Becerra, de quien dijo que había tenido "una conducta irrespetuosa con el Tribunal".

En un comunicado de prensa distribuido ayer, señalan que "ante la recusación planteada por el abogado defensor Dr. Hernán Vidal al Vocal del Tribunal Oral Federal Dr. Burad por los cargos de “prejuzgamiento y parcialidad manifiesta” en la audiencia del día de la fecha, la ASAMBLEA PERMANENTE por los DERECHOS HUMANOS hace público su apoyo a la ecuanimidad del Tribunal demostrada hasta la fecha y específicamente frente a la declaración del ex oficial principal de Policía de la Departamental Pringles en La Toma, Pedro Armando Gil Puebla, que durante toda la audiencia mostró su vergonzosa mendacidad escudándose en sus problemas de salud y los más de 30 años transcurridos".

Luego agregan que "esta actitud, ya asumida llamativamente por los militares y policías que hasta la fecha han declarado, en la que todos aducen falta de memoria, precario estado de salud, haciéndonos recordar la conducta indecorosa, falaz y maliciosa manifestada en Tucumán por el genocida Bussi, tan distinta a cuando debían disponer del destino de sus inocentes víctimas".

"Asimismo la Asamblea considera la actitud del Dr. Vidal como impertinente y temeraria, mostrando irrespetuosidad frente al Tribunal, conductas que pueden ser interpretadas como recursos de la defensa, frente a la evidencia ampliamente probada de la culpabilidad de sus defendidos y la sentencia a condena perpetua y en cárcel común inminentes", indican más adelante.

Pero, por otra parte, indicaron que "sigue preocupando a esta Asamblea que ante el falso testimonio del testigo, el Tribunal no disponga la inmediata detención, al menos hasta que sean aclaradas las contradicciones con lo testimoniado en el año 1986 y los dichos de la audiencia actual, lo que fue solicitado por el abogado de la querella, Enrique Ponce".

Informe: Gustavo Senn
gustavosen@gmail.com

viernes, 14 de noviembre de 2008

Las imágenes del día que recuperaron el cuerpo de Graciela

Habían pasado ya diez años desde el momento de su muerte en la Salinas del Bebedero. En 1986 la familia de Graciela Fiochetti pudo recuperar el cuerpo que habían reconocido calcinado en la morgue del Policlínico Regional San Luis.

Rubén Carbonell, reportero gráfico del desaparecido Diario El Puntal San Luis, registró en una secuencia fotográfica los duros momentos para los familiares y amigos de la joven de La Toma, asesinada y luego enterrada en una tumba NN en el cementerio de San Luis. Generosamente quiso compartir con los lectores de Periodistas en la red, lo sucedido en aquellos días.

Los restos de Graciela Fiochetti fueron trasladados a La Toma y descansan en el cementerio de esa localidad.


Familiares y amigos velaron sus restos, acompañados de carteles que pedían justicia por su muerte


La misa de cuerpo presente que le hizo antes de recibir cristiana sepultura


La Igelsia de Nuestra Señora del Rosario está justo al frente del centro policial donde la detuvieron y comenzaron a torturarla


El cortejo fúnebre llega al cementerio de La Toma


La mamá de Graciela -hoy fallecida- es acompañada por un familiar y Enrique Muñoz en ese duro momento


Los restos mortales son despedidos por el entonces presidente de la APDH local, Enrique Muñoz


El cuerpo de Graciela, por fín descansa en paz. Hoy se busca justicia por su muerte.

Fernández Gez volvió a acusar a Laise y dijo que Quiroga, Moreno, Daract y Dana fusilaron a Fiocheti

En la jornada que pasó, el coronel Miguel Ángel Fernández Gez en su ampliación de indagatoria, volvió a acusar al obispo de San Luis de haberle pedido que "eliminara a un sacerdote que se quería casar y dejar los hábitos" y también ratificó que la responsabilidad de Juan Carlos Moreno como "ejecutor" de las órdenes que terminaron con la detención y la vida de Graciela Fiochetti. También implicó a los militares Dana, Daract y Quiroga como los autores materiales del fusilamiento en las Salinas del Bebedero.

Ayer también se produjeron dos careos con el Coronel (RE) Juan Carlos Moreno y familiares de Fiochetti y Ledesma, donde el militar debió reconocer como "posibles" las versiones de su contraparte que en el día anterior había negado. Pidieron su procesamiento por falso testimonio y encubrimiento.

En la visita que los militares le hicieron a su hogar, el 7 de octubre de 2006, luego de ser detenido Fernández Gez con régimen domiciliario, acusado de los crímenes que hoy se ventilan, relató que "(Juan Carlos) Moreno dijo que fusilaron a Fiochetti y que le erraron, un tiro le rozó la mejilla y que al tiro de gracia se lo pegó (Horacio)Dana". Aseguró que fueron a pedirle que se hiciera cargo del crimen porque todos estaban bajo su órbita de mando.

"Yo no ordené la muerte de Fiochetti, no estaba a mi alcance conocerlo", remarcó y dijo que cuando le dijeron que a la chica de La Toma no se le habían podido comprobar actividades subversivas, les mandó a que la dejaran en libertad.

"Yo no podía estar en la puerta de la comisaría mirando si habían cumplido o no la orden", indicó el hombre que dio un pormenorizado detalle de las funciones que tenía el Comando de Artillería, responsable de la planificación y la estrategia, y las atinentes al GADA 141 (al mando de Moreno) que eran las encargadas de la "ejecución y el desdoblamiento de las órdenes". Remarcó en varias oportunidades que el Comando eran oficinas con un plantel de cuatro integranes de la Plana Mayor y sus secretarios que no tenían tropa a cargo.

Fernández Gez explicó que las instrucciones que emanaban de las normativas de la época eran, una vez conocidos los informes de inteligencia sobre algunas personas y existir sospechas suficientes de que esta tenía "actividades subversivas", eran "detener, trasladara, interrogar y si surgía que eran responsables, ponerlos a disposición del Juez Federal y el (Poder Ejecutivo Nacional) PEN".

"Si yo hubiera sabido que se hacían secuestros y torturas, yo lo hubiera denunciado. Yo no me mezclaba en esas cosas", insistió en varias oportunidades y agregó que "el GADA y la policía eran mandaderos. Ellos decidían el como, el cuando y el como. Era responsabilidad de ellos la ejecución. Yo tenía la responsabilidad de la conducción", dijo Fernández Gez quien ejemplificó que en una situación anómala como la que se dio en esa época, que implicó a Roberto Arce, Luis Saiz y Jorge Hugo Velazquez, "hice la denuncia y fueron procesados".

"No conseguía cura para casar a mi hija"

El coronel retirado recordó que en 1977, cuando se estaba por casar su hija, tuvo un largo peregrinaje por las iglesias de San Luis pero no conseguía que ningún cura quisiera casarla, todos ponían excusas, "hasta que el padre Coscarelli me dijo: 'Coronel, le tengo que decir algo, no busque más porque el Obispo (Juan Rodolfo Laise) ha dado la orden que ningún sacerdote de su grey case a su hija' y recordé el episodio con el Obispo".

"Él me había pedido que eliminara a un sacerdote que se quería casar (Pablo Melto). Entonces yo le respondí: ¿Usted me está pidiendo que sea un asesino? De ninguna manera. Ahi le salvé la vida a ese sacerdote", afirmó y agregó: "Yo nunca conocí a esa persona".

Fernández Gez dijo que "suponía" que Laise estaba al tanto de los operativos que hacía el Ejército y las detenciones que se producían.

El careo con Moreno

La defensa de Fernández Gez había pedido un careo entre el Coronel Moreno y el ex jefe del Comando de Artillería, pero finalmente y a pesar de la ampliación de la indagatoria realizada ayer, no lo autorizó, pero el ex jefe del GADA tuvo que responder a las preguntas de Mercado.

Sí hubo careo con la hermana de Graciela Fiochetti y el padre de Pedro Ledesma. En la antevíspera, Moreno había dicho que no había mostrado a Maria Magdalena Álvarez el cuaderno que dio lugar a las detenciones de La Toma, pero ayer, escudándose en los 32 años que han pasado y los 77 que él tenía, dijo que podía ser que se hubiese "confundido".

También Segundo Valentín Ledesma le refrescó la memoria al militar y debió admitir, a regañadientes, que los hechos podrían haber sido como los relataba el padre del hombre desaparecido.

De las preguntas del defensor de Fernández Gez, de que si sabía si Fiochetti "había sido maltratada" y si se lo comunicó a sus familiares, dijo que no lo había hecho, por lo que pidió el procesamiento por encubrimiento y también por el delito de falso testimonio.

Una duda razonable

El juez Nacif fue quien planteo ayer a Fernández Gez una duda por demás razonable. Le pregunto porqué causa, si Daract, Moreno y Dana no estaban imputados en la causa y solo habían sido llamados a declarar en calidad de testigos, tanto en 1985 como en esta oportunidad, qué los había movido a ir a su casa en Buenos Aires, cuando había comenzado su detención domiciliaria, para autoinculparse, confesando la autoría de un crimen que el propio Fernández Gez negó haber conocido.

"Es algo que se tiene que investigar", respondió el militar retirado, y culpó a la Fiscalía de primera instancia no haber hecho las averiguaciones correspondientes.

Plá más aliviado

El relato de Fernández Gez beneficia, sin lugar a dudas, la posición de Carlos Esteban Plá, quien hasta ahora está sindicado como el autor del disparo en la nuca a Graciela Fiochetti.

Otro testigo, de apellido Gianantonio, ratificaría en sesiones venideras lo dicho por Fernández Gez, según pudo saberse de fuentes ligadas a las defensas.

De todas maneras, los testimonios recogidos en La Toma aseguran que "El Chueco" estuvo en el operativo que se realizó el 21 de setiembre de 1976 en aquella localidad y también como el causante de los tormentos y vejaciones a los detenidos. Pla, en su indagatoria ante el Tribunal, negó haber participado de ese operativo.

Becerra salió en silla de ruedas

Eran las 11,27, el Tribunal había llamado al estrado al declarante y en uno de los extremos de la sala, donde estaba sentado, Víctor Becerra se descompensó y debió ser retirado del lugar en silla de ruedas. "Estaba con la presión en 10/8", informaron.

Pedido de detención y procesamiento para Moreno

"El testigo sabe más de lo que dice, pido la detención para que recupere la memoria", dijo Mercado con una inocultable ironía. Para el abogado de Fernández Gez el militar que tenía una feroz interna con su cliente en los años de plomo, incurrió en el delito de "encubrimiento", porque reconoció que Graciela Fiochetti había sido "maltratada" y no se lo comunicó a sus familiares cuando fueron a verlo. Pero también considera que hubo "reticencia para declarar" e incurrió en el "falso testimonio", por las contradicciones que aparecieron en el careo con Álvarez y Ledesma.

El lunes continúa

Las audiencias continuarán el día lunes próximo y se prolongarán hasta el miércoles. Algunos abogados habían pedido la suspensión hasta el 24, debido a problemas de alojamiento por la ocupación hotelera a raiz de la carrera del fin de semana del 23.


Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com

jueves, 13 de noviembre de 2008

Se complicó situación del coronel (R) “no recuerdo” Moreno entre contradicciones e internas

Una nueva jornada de único testigo, fue la que se vivió ayer en el Tribunal Oral Federal, ante la presencia de quien fuera jefe del Grupo de Artillería de Defensa Antiaérea 141 (GADA 141), desde 1975, el coronel (R) Juan Carlos Moreno, a quien se lo podría rebautizar como el coronel “no recuerdo” Moreno, teniendo en cuenta que a casi un ochenta por ciento de las preguntas que se le hicieron, al comienzo de su testimonial, respondió precisamente con un “no recuerdo” seco y poco convincente. El la jornada de hoy puede haber dos careos, ambos con Moreno como principal protagonista, frente a Fernández Gez en uno y con Valentín Ledesma en el otro.

A punto tal fue su reticencia a contestar preguntas claves, que en un momento el defensor de Fernández Gez, Daniel Mercado sugirió irónico que “parece que usted no fue jefe del Grupo, sino más bien un cadete”, pero trató de dejar en claro que toda orden que hizo cumplir a sus subordinados, eran retransmisiones de órdenes recibidas por él, del mismísimo Fernández Gez.

Moreno se deslizó permanentemente entre contradicciones y los ya famosos “no recuerdo”, pero que lo más se puede destacar es cuando señaló con un rotundo “no” a la pregunta de si había dado la orden de detención de Graciela Fiochetti y otros en La Toma, entonces quien le había preguntado, dejó presente que en una declaración anterior, en la etapa instructiva, Moreno había admitido haber dado dicha orden. Inmediatamente descubierta su contradicción, y como queriendo recomponer su situación, volvió a decir que lo hizo, pero agregó que fue “cumpliendo órdenes del Comando de Artillería”, que estaba bajo el mando de Fernández Gez.

Moreno hizo un croquis del mando del Comando de Artillería Antiaérea 141 de San Luis, diciendo que había tres departamentos. El de “Personal y Logística, a cargo del teniente coronel López; el de Operaciones, bajo las órdenes del teniente coronel Quiroga, pero éste pasó a ser secretario del gobernador y lo sucedió el teniente coronel Osarán; y el Grupo de Inteligencia, al mando del fallecido teniente coronel Loaldi” y todos estos grupos estaban bajo la órbita del coronel Guillermo Daract. Según Moreno, todos los nombrados, “conformaban la Plana Mayor del Comando de Artillería, que dirigía Fernández Gez”.

Sobre la tarea del GADA 141, con respecto a la subversión, Moreno definió que tenían “tres pasos bien definidos: Detención, traslado y entrega a la policía” de las personas que le señalaba el Comando de Artillería, y respondió con un “se deduce que sí” a la consulta de si los detenidos eran entregados a la policía, para ser interrogados, dejando en claro que allí se podrían haber producido las torturas y apremios ilegales. El ex jefe del GADA 141, dejó más pegado al entonces teniente Dana, puesto que fue uno más que declara que era quien estaba al mando de los operativos militares, conjuntamente con la policía, especialmente en el realizado en La Toma, ese 21 de septiembre de 1976.

Resultó poco creíble, cuando dijo no saber qué había pasado con Fiochetti, pero admitió que “recibí de alguien la noticia de que esta chica había sido maltratada”, pero aseguró “no recordar” quién fue ese “alguien” que le comunicó el maltrato recibido por “esta chica”, en obvia alusión a Fiochetti.

“Japonés” Becerra

En la jornada de ayer, volvió a estar en el lugar reservado a los acusados, el “Japonés” Becerra, quien había sido internado en el Complejo Sanitario San Luis, por una descompensación en su estado de salud, pero antes del final del debate, su abogado pidió al tribunal permiso para que se retirara a recibir atención médica, puesto que volvió a sufrir otra descompensación.

Duros cruces entre el Presidente del Tribunal y la querella

En la jornada que pasó, se produjo un duro cruce entre el abogado de la querella, Enrique Ponce y el presidente del Tribunal, Raúl Rodríguez, que amenazó con renunciar cuando el letrado de la APDH le reclamó igualdad de trato con la defensa, ya que entendía que se le había coartado la posibilidad de preguntar.

La actuación de otro integrante del Tribunal, Roberto Nacif, fue la que puso paños fríos en la disputa. Rodríguez había tirado su sillón hacia atrás, se levantó: "Yo renuncio, si usted no está de acuerdo renuncio". Segundos antes le había pedido a Ponce que lo recusara si no estaba de acuerdo. Fue un momento de gran tensión en la sala. Finalmente la cosa no pasó a mayores.

Internas que pueden resaltar en un careo

No pueden haber dudas acerca de que Moreno, en toda su testimonial intentó sacarse de encima toda responsabilidad en el secuestro, tortura y asesinatos de distintas personas, sospechadas por los militares de tener actividades subversivas, dejándoselas directamente a su colega de armas Fernández Gez, lo que llevó al abogado de éste, a solicitar al tribunal un careo entre ambos. El otro que pidió un careo, fue el querellante Enrique Ponce, puesto que Moreno negó haberse entrevistado en 1976, con Valentín Ledesma, quien quería saber la suerte corrida por su hijo, luego que se lo arrebataron de sus manos a la salida de la Comisaría Segunda.

Desde el año 2005 en adelante, cuando se comenzó a saber que en San Luis se iba a juzgar a los acusados de delitos de lesa humanidad, durante la dictadura militar del ’76, Moreno comenzó a realizar una serie de reuniones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con distintos militares que actuaron en nuestra provincia, entre ellos Fernández Gez y Plá.

Daniel Mercado, defensor de Fernández Gez, quien participó de alguna de esas reuniones, fue quien intentó que el testigo dejara en claro el motivo de ellas, pero fue tan reticente y contradictorio a la hora de responder las preguntas del abogado, que éste le pidió al tribunal un careo entre ambos, para llevar luz a esta interna que pareciera arrastrará más acusados a la causa.

Una de las reuniones, fue cuando “fuimos con Quiroga y Daract, a la casa de Fernández Gez, a agradecerle unas copas que nos invitó”, pero al parecer fue una excusa, puesto que un irónico Mercado sentenció “soy su abogado y nunca me invitó una copa en su casa”, lo que generó sonrisas en los presentes, porque dejaba ver una condición de tacaño en su cliente.

“¿No fue para decirle que se tenía que hacer cargo de las acusaciones en San Luis, por el rango y cargo que ostentaba en 1976?”, fue la pregunta contundente de Mercado, tratando de que el testigo admitiera que la intención de las reuniones en Buenos Aires, tenían como único motivo que sólo Fernández Gez pague por los crímenes de lesa humanidad cometidos en nuestra provincia.

En un momento, Moreno señaló sobre las reuniones que “usted estuvo presente porque era nuestro abogado”, a lo que, un exaltado Mercado respondió “yo participé de esas reuniones, por eso conozco todo perfectamente, pero no lo hice como su abogado, porque no soy su abogado”, le remarcó.

De esa parte del juicio, se desprendió la furiosa interna, seguramente para salvarse de los cargos, que existe entre los ex militares que tuvieron alto rango y toma de decisiones en la época de la dictadura militar en San Luis. Esta interna, sin dudas, va a acarrear pedidos de detenciones y nuevas compulsas de esta causa.

Ledesma-Moreno

El otro careo solicitado, esta vez por Enrique Ponce, tiene que ver con una pregunta que le hizo el abogado, acerca de si había recibido, por esas épocas, la visita de Valentín Ledesma, quien estaba preocupado por su hijo, quien le había sido arrebatado de sus manos, según él por Becerra y Plá, entre otro, pero con un método tal, como para que pareciera que eran de Montoneros.

Moreno negó haber recibido a Ledesma, pero según éste, habían tenido una reunión, por lo cual se motivó el pedido del careo.

Informe: Carlos Rubén Capella
carlosrcapella@yahoo.com.ar

martes, 11 de noviembre de 2008

Inspecciones oculares en La Toma: Los testigos dicen que Pla participó del operativo


Como en aquella madrugada de su detención, Víctor Fernández, vuelve a entrar en el viejo edificio con las manos en alto

El Tribunal Oral Federal, dispuso para hoy, una serie de inspecciones oculares en la localidad de La Toma, con el objeto de tener una mejor óptica de los lugares donde ocurrieron los hechos de septiembre de 1976, para poder manejar, con una mejor aproximación, la veracidad de los dichos de los testigos.


La oficina de "Marcas y Señales" donde fue torturado por Becerra

La primera tarea se realizó en la Comisaría de La Toma, donde le tomaron una nueva testimonial a Víctor Fernández, quien fue relatando en qué habitación lo torturaron, detallando cómo lo golpearon y por dónde lo llevaron.



Rememoró desde el momento en que fue detenido, hasta que lo llevaron en un camión del Ejército Argentino, hasta la sede de la Jefatura Central de Policía, donde actualmente funciona el programa Becas Arte Siglo XXI.


Donde funcionaban los calabozos, hoy se dictan talleres para el plan de inclusión

Una vez finalizadas las tramitaciones en la Comisaría, los miembros del Tribunal Oral Federal se trasladaron hasta el lugar donde estaba la casa de Graciela Fiochetti, en 1976, hoy un lugar prácticamente abandonado.


La cerradura que fue volada de un escopetazo

Los miembros del Tribunal, la querella y la defensa fueron recorriendo las distintas habitaciones, acompañados por el testimonio de María Magdalena “Ququi” Álvarez, hermana de Fiochetti, quien dio un pormenorizado detalle de lo ocurrido la noche del 21 de septiembre, cuando secuestraron a su hermana.



Luego fue el turno de Alfredo Álvarez, el tío que acompañó a Cuqui a reconocer el cadáver de su hermana. Muy disminuído físicamente, producto de la edad, el anciano rememoró las entrevistas que tuvo con Plá y los acontecimientos que le tocaron vivir.



Una tía de Fiochetti, quien trabajaba como radio-operadora policial, por ese entonces, fue la encargada de relatar cuando vio cómo ingresaban a su sobrina a la Comisaría, que la miró como pidiéndole auxilio y que escuchó luego sus gritos, puesto que su lugar de trabajo era contiguo a la sala donde torturaron a Fiochetti.


"Me miró como pidiéndome que la salvara..."

En una primera declaración en la causa, esta señora implicó directamente al “Japonés” Becerra en las torturas, pero hoy en su relato, dijo que esa persona era Carlos Plá. Elba Álvarez tiene 85 años, está "un poco sorda", no ve y "la memoria no me acompaña", según repitió.


"El Gringo pidió dejarle el reloj a su señora y le dijeron 'andá, total es lo último que vas a poder hacer por tu familia' y se volvió del medio de la calle"

Pasado el mediodía, y mientras iban recorriendo diferentes lugares y estaban por reconocer la casa donde fue detenido Víctor Fernández, apareció fortuitamente una señora que había sido su vecina, la esposa de Ricardo Angle, quien contó que la misma noche en que el “Gringo” fue secuestrado, también hicieron un operativo buscando a su marido, que no estaba en la casa y luego fue detenido en San Luis.

Reporte desde La Toma: Gustavo Senn
Informe: Carlos Rubén Capella

Roberto Arce: ¿chofer? ¿servicio? ¿temeroso o mentiroso compulsivo?

Roberto Arce se define como gomero de profesión, es el trabajo que más tiempo ha realizado en su vida. Dijo tener una cadena de gomerías, al menos tres en nuestra ciudad y en otros puntos del país. Es lo único que no cambió en el extenso testimonio que brindó casi hasta las tres de la tarde. Con el correr de las horas su relato fue cambiando y finalmente reconoció que las declaraciones que figuran en el expediente entre las fojas 589/593 y 1743/1743 eran suyas y que la firma que en un principio negó que le perteneciera, casi al final de la audiencia, dijo que tenía "trazos" que reconocía. Lo que se trataba de dilucidar era la muerte de Graciela Fiochetti.

Las declaraciones del polémico hombre que ha desmentido por los medios de comunicación que lo dicho en el expediente sea de su autoría, ayer, ante el tribunal, volvió con ese argumento, lo que le valió que tanto la querella como la defensa de Fernández Gez pidieran su procesamiento por falso testimonio.

Enrique Ponce, abogado querellante, al final de la audiencia, pidió la detención por cometer durante la audiencia "un delito flagrante", al principio "por la mendacidad de sus dichos" y finalmente "por estar probablemente encubriendo el hecho", ya que supone que "sabe más de lo que dice". Lo que había dicho en la declaración ante el juez Gonzalez Macías, en los tribunales orales de Mendoza, era que el policía Jorge Hugo Velazquez era chofer del entonces capitán Carlos Plá durante el año 1976 y que Velazquez le había relatado que él vio cuando el militar ultimó a Graciela Fiochetti, que en todo momento la refirió como "la chica Finochetti.

Mercado, el abogado de Fernández Gez, actuó en consonancia, pidiendo el procesamiento por falso testimonio, ya que en la declaración de 1986 dijo ser agente de inteligencia, mientras que ahora lo negó. "Antes o ahora mintió", dijo el letrado.

Con relatos difíciles de seguir, que iban de sus situaciones personales, su militancia partidaria: "siempre fui y moriré peronista"; a la "estafa procesal" que sufrió cuando lo condenaron a prisión perpetua por el asesinato de Diego Funes, que negó insistentemente haber cometido, transcurrió la primera mitad de la audiencia.

En apretada síntesis, Arce dijo haber sufrido de manos de las fuerzas de seguridad torturas físicas y psicológicas durante su detención; que fue amenazado él y su familia; que allanaron su casa y golpearon a su madre y a su hermano discapacitado; que fue víctima de una estafa procesal y que lo hicieron cargo de una muerte que no cometió, porque Funes estaba detenido en una dependencia militar; que él no era servicio de inteligencia dependiente de la Policía de Córdoba en 1976, sino que era chofer de una ambulancia del Policlínico Policial ubicado en el barrio Los Naranjos de la ciudad mediterránea.

Dijo que Velazquez tenía la orden de seguirlo por su presunta actividad como Montonero, que lo había conocido en la casa de su padre, en la ciudad de San Luis, porque era amigo de su progenitor, que "le hacía sonido a la Policía y al Ejército". Dijo que compartieron un asado en una oportunidad. Pero luego, Velazquez fue consorte de causa (por el homicidio y robo a Diego Funes) junto a Luis Saíz, la otra persona que figura en el expediente como a la que Velazquez le había contado el episiodio donde estaba involucrado Plá como el asesino de Fiochetti.

Durante ese tramo de la audiencia dijo también haber viajado a Cuba para hacer un tratamiento psicológico "para olvidar" los momentos vividos durante ese tramo de su vida en que sufrió "torturas y mal trato" físico y psíquico. Además culpó a la diabetes y los picos de glucemia por algunas lagunas mentales que sufría.

También durante esta primera mitad dijo no haber tenido ningún tipo de trato con el ex juez Alfredo Rodríguez y el ex fiscal Caros Jesús Rodríguez y el actual camarista federal de San Luis Raúl Fourcade, que habían sido citados en el testimonio brindado en Mendoza como personas de su confianza o en las que él confiaba y habia compartido al menos una cena.

Quien en ambos tramos de la audiencia fue nombrado -cuando no recordaba y cuando empezó a recuperar la memoria- fue uno de los abogados defensores, Eduardo "Lalo" Esley, que en ese entonces era Fiscal del Crimen provincial y "vino a verme (a la cárcel) a decirme que iba a pedir la pena de muerte para mi". Justo antes de la primera afirmación, el abogado se levantó y salió y en la segunda, tras escucharlo, Esley miraba para todos lados con expresión de 'miren las barbaridades que dice'. Efectivamente, era Fiscal en la época de la dictadura.

En todo momento refirió a que era "vox pópuli" la situación que se estaba viviendo y que se había enterado "por los diarios" o "por comentarios".

Dijo también que en 1986, cuando estaba en la U32 de Mendoza, antes de hacer la declaración ante el juez González Macías, lo llevaron a una unidad de infantería para amenazarlo que no hablara, pero, contradictoriamente, al otro día dio nombres y lujos de detalle de los sucesos que se estaban investigando por la causa abierta a raíz de la muerte de Graciela Fiochetti.

Al regreso del cuarto intermedio, Arce comenzó a recuperar la memoria, luego de haberle sido leído sus declaraciones en los tribunales mendocinos. "Si usted me ayuda, doctor, puedo recordar algunas cosas", le dijo al juez Burad, que hacía un inmenso sacrificio para no salirse de sus cabales ante lo que parecía una puesta en escena del gomero.

Así, a grandes trazos, dio a entender -aunque no lo dijo explícitamente- que su "olvido" tenía que ver con el miedo que tenía por que le pasara algo a su familia, a su pareja, a su madre y a su hermano.

También fue recordando como fueron los hechos que había olvidado y que escuchó en una conferencia de prensa dada en 1986 por Velazquez, como relató la muerte de Graciela Fiochetti a manos de Carlos Esteban Plá.

Textuales:

"Quien no sabía quien era el "japonés" Becerra", cuando le preguntaron si conocía que el comisario era torturador. "Era el dueño de la vida y los bienes de la gente".

"Becerra era hombre de Plá"

Becerra "fue el hombre que le dijo a mi padre que la termine con los peronistas porque me han tirado los perros".

En la casa de Raúl Cobos, muerto en un enfrentamiento, los que hicieron el operativo "se quedaron con una Zanella 125 negra y le vaciaron la casa".

Lo más repetido en el primer tramo: "No recuerdo, si usted estuviera en el cuero mío".

Después del cuarto intermedio, el abogado Ponce le pide que le diga si Velazquez vive: "No sea hipócrita doctor... Le acabo de mostrar el certificado de defunción, ha fallecido"

¿Conoce las razones de la muerte de Velazquez? preguntó el abogado: "Me trasladé a Córdoba y ha fallecido", afirmó, pero luego dijo que a la partida de defunción la había traído el hijo de Velazquez, que ahora es empleado suyo en una de las gomerías que posee.

Lo que el querellante relató luego, es que le preguntaba si conocía las causas de la muerte, porque en su estudio había contado que lo habían matado por sus declaraciones en relación a la causa que se está ventilando.

¿Tiene conocimiento donde vive Saíz?

"Murio ese hombre", contestó y cuando le preguntaron como lo sabía, informó que "la hija de Saíz es casada con Hugo Velazquez".

¿Tiene miedo y a qué tiene miedo?

"Tengo miedo, tengo miedo por la vida de mi hermano y de mi madre"

"Desde que salí en libertad no duermo dos veces seguido en el mismo domicilio"

"Recibo amenazas telefónicas que me van a matar a mis familiares".

"No acudo a la justicia poruqe no tengo seguridad... Hay muchos intereses..."
Precisiones

En el juicio, quien siempre se encarga de pasar en limpio las declaraciones, es el juez Roberto Burad. Va repreguntando en base a los dichos de los testigos y de allí se sacó en limpio que:

"Becerra era un torturador"

"Fernández Gez dominaba San Luis"

"Pla tenía a Velazquez como chofer"

"Velazquez dijo que Pla mató a Fiochetti"

Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com

jueves, 6 de noviembre de 2008

Ledesma responsabilizó a "Plá, Becerra y Ricarte" por la desaparición de su hijo

Segundo Valentín Ledesma, con más de 80 años sobre sus espaldas, relató hoy con imágenes vívidas el momento en que un grupo de tareas le arrebató a su hijo luego de haber sido liberado por las fuerzas policiales y militares. No habían llegado todavía a su casa cuando volvieron a secuestrarlo.

No dudó en ningún momento en acusar a Carlos Pla como la persona que comandaba el operativo y quedó sentado en ese auto rojo, "con un pie en el piso y la 45 en la mano", mientras a él lo tiraban al piso y subían a su hijo al móvil sin identificación.

También inculpó a Becerra y dijo haberlo reconocido como otro de los integrantes del grupo que se llevó a Pedro. Después nunca mas lo vio.

El otro responsable de la desaparición de su hijo, fue para Ledesma el policía Ricarte, qeu tenía a su cargo la redacción de los sumarios.

En un momento relató que una persona se había acercado a él diciéndole que tenía información sobre su hijo y le había dicho que lo habían tenido en donde funcionaba una dependencia policial ubicada en la calle Lavalle entre Colón y Rivadavia, donde hoy funciona la Caja Social.

Dijo que había jurado no decir el nombre de su informante y se mantuvo en su posición a pesar de que el abogado defensor de Pla, Hernán Vidal, pidió que se lo detuviera por su negativa. No voy a decir el nombre, repitió varias veces y se mantuvo firme. El tribunal deberá decidir si hace lugar al pedido de Vidal. La querella argumentó que estaba protegido por el derecho constitucional de los objetores de conciencia.

También en la jornada de hoy declaró Francisco Ledesma, hermano de Pedro, que poco pudo aportar de los hechos del 76 por su edad, pero si relató otros dos hechos que sucedieron a posteriori.

En uno de ellos, dos personas, una de apellido Ortubia Salinas y Pepe Pedernera, en oportunidad que entraba al bar Oba Oba (frente a la Plaza Pringles) lo llamaron para decirle que sabían lo que había pasado con su hermano y quisieron "despegarse", ya que habrían sido policías, contándole que los operativos "relacionados con la subversión", los únicos que los comandaban eran Pla y Becerra.

El tribunal tomó nota de los nombres y probablemente sean citados a declarar.

También contó que su hermana sufrió persecusión y que un día, mientras trabajaba en una casa de venta de Annan de Pergamino, en el centro de San Luis, se acercó Juan Carlos Pérez y le dijo al encargado que tuviera cuidado porque era "hermana de un guerrillero desaparecido".

Reina Alcaraz

El último testimonio de la jornada fue de Reina Alcaraz, hermana de Santana, también desaparecido.

Su testimonio aportó pocos elementos a la causa, pero si trajo una fotografía de su hermano y una carta que él había escrito en 1973, para que se comparara con el que después se llamó "Informe de La Toma" que le habrían encontrado a Raúl Cobos cuando cayó en el enfrentamiento que dio origen a las demás detenciones.

La comparación a simple vista hacía ver que la grafía de uno y otro documento no era similar, según dijeron los miembros del Tribunal. Ahora deberán evaluar si la incorporan como prueba y le hacen realizar un peritaje. La defensa de Pérez, el abogado Papalardo, se opuso a la incorporación de la prueba.

El debate continuará el lunes a las 9 de la mañana.

Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com

miércoles, 5 de noviembre de 2008

"A mi hermana se la llevaron viva y aún no tengo respuestas"


Cuqui Álvarez y un testimonio conmovedor (foto archivo)

El final del testimonio de María Magdalena Álvarez fue hoy casi un alegato. "No estuve allí, por eso no puedo culpar a nadie. Estoy buscando la verdad para poder elaborar el duelo. Quisiera que quien o quienes fueron se hagan cargo. A mi hermana se la llevaron viva, diez años después me entregaron sus restos, tuve que reconocer su cadáver -que no se lo deseo a nadie y aun no tengo respuestas", dijo Cuqui mirando hacia donde se encontraban los acusados. Faltaban pocos minutos para las 13.

Hoy la hermana de Graciela Fiochetti dio a conocer detalles de su vida, la rememoró como una persona solidaria que al momento de ser secuestrada estaba sin trabajo, pero iba al hospital de La Toma a ayudar a los enfermos. "Ella iba a ayudarla a bañar a doña Justina, que estaba enferma de cáncer y también a un señor que no recuerdo el nombre que tenía tuberculosis".

También contó que Graciela "juntaba ropa, la arreglaba y la repartía entre los más necesitados".

A partir de la lectura de la revista Panorama, que Cuqui compraba, cuando iba a 6º grado Graciela, luego de ver un informe sobre la pobreza y la desnutrición en África, y empezó "a soñar con estudiar medicina para curar los negritos de África". Así lo hizo, ingresó a la carrera de Medicina en Córdoba, pero debido a su enfermedad, que le impedía fijar demasiado tiempo la vista, y a la imposibilidad económica que tenía su madre para mantenerla en aquella ciudad, debió abandonar.

En la declaración de hoy, Álvarez, refiriendo a dichos de su madre, contradijo lo que Carlos Plá había manifestado en su indagatoria, sobre que él no había participado del operativo en La Toma, donde fueron detenidos varios militantes de la JP. También, por esos mismos dichos, señaló que Becerra estaba en el operativo. "Esos nombres los dijo mi madre".

También dijo haber visto "a la distancia" unas hojas de cuaderno, "probablemente escrito con birome roja" que fue conocido después como El informe de La Toma, que dio origen a las detenciones. Se los habían mostrado para justificar la detención.

En su testimonio, María Magdalena Álvarez, recorrió el calvario que vivió luego de tomar conocimiento de que su hermana había sido detenida, el recorrido por las distintas dependencias policiales y militares, las entrevistas con el entonces Teniente Coronel Juan Carlos Moreno, el ex subjefe de la Policía, Capitán Carlos Esteban Plá y otro personal policial que en algunas oportunidades no pudo identificar.

Mientras estaban detenidos en La Toma, por comentarios de terceros, pudo saber que quienes habrían sido los torturadores de su hermana y los otros jóvenes, eran Víctor Becerra, de San Luis, "un tal Funes y un tal Mansilla", ambos de la policía de La Toma.

También se refirió a las circunstancias que le tocó vivir cuando fue a identificar el cadáver que estaba en la morgue, que ella reconoció como de su hermana "por la contextura del cuerpo, la ropa, los zapatos y la pintura de las uñas". Pero "Ricarte me insistía que la cara estaba irreconocible", señaló refiriéndose al policía que le tomaba la declaración, del que luego supo su nombre.

En la jefetura había alguien, que describió como una persona de contextura mediana, de cabellos castaños oscuros ondulados, que jugaba con un zapato de Graciela. El otro mocasín estaba junto al cadáver en la morgue".

Con relación al acta de libertad que la víctima habría firmado, dijo que ella distinguió signos anormales, ya que su madre les había enseñado que no firmaran nada que no hubieran leído y que si firmaban algo bajo presión, hicieran una marca que pudiese ser identificada después.

También refirió en su testimonio a la visita que recibió en el año 2006 de parte del periodista Carlos Ortiz, "de la revista 30 días para hacerme un reportaje" con motivo de los 30 años de la dictadura. "Va con otra persona que me dice que había visto a mi hermana, que estaba seguro de quien había dado muerte mi hermana y me ofrecía traerlo. Era el capitán Plá". Esa persona era "un señor de apellido Arce". Pero dijo que su testimonio no le parecía convincente y que no era una persona que le mereciera confianza.

"Yo no vi quienes fueron y no puedo culpar si no lo vi", dijo que le manifestó a Roberto Arce. En la sala de audiencias Arce no estuvo presente, probablemente debido a los choques que tuvo con la prensa por sus contradicciones, pero si estuvo su pareja, que pasó desapercibida para la mayoría.

Los testimonios continuarán mañana en la audiencia que comenzará a las 9 de la mañana

Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com

martes, 4 de noviembre de 2008

Fernández complicó a Dana y Plà

Este martes fue el turno de declarar de Víctor Fernández, el hombre oriundo de La Toma que fue detenido el mismo día que Graciela Fiochetti y fue uno de los sobrevivientes de esos días de terror que vivieron muchos jóvenes de la provincia.

En su testimonio recorrió la historia de horror que le tocó vivir en manos de quienes tenían el poder sobre la vida y la muerte de las personas.

Hoy volvió a ratificar que uno de los responsables de la tortura que sufrió fue Carlos Plá, pero también implicó al entonces teniente primero Horacio Dana y al ex jefe de Informaciones de la Policía, Víctor "El Japonés" Becerra.

En un tramo de la declaración, el ex capitán le gritó a Fernández: ¡Mentiroso!¡Mentiroso! lo que hizo que fuera llamado al orden por el Tribunal y debiera disculparse a regañadientes.

"El Gringo" Fernández fue secuestrado el 21 de setiembre de 1976 en su pueblo, La Toma, fue llevado a la central de Policía en la ciudad de San Luis y luego a otros lugares de detención donde fue salvajemente torturado y producto de esos apremios hoy tiene una lesión en uno de sus brazos.

Fernández fue liberado y al salir de su cautiverio, se encontró con la hermana de Graciela Fiochetti y les dio noticias de su paradero. Como Pla en el encuentro con los familiares de la joven tomeña les dijo que ella no estaba detenida y ellas lo contradijeron diciéndole que Fernández les había dicho que estaba en la jefatura, lo mandaron a detener de nuevo.

Relató que en esa circunstancias fue Becerra quien le amenazó "esto es para que no abrás la boca".

El testimonio de Fernández se prolongó hasta las 13,15.

Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com

lunes, 3 de noviembre de 2008

Hoy declaró Juan Cruz Sarmiento

En la mañana de hoy comenzó la ronda de testimonios pedidos por las partes en el juicio que se le sigue a militares y policías que actuaron durante la represión.

Cuando nadie lo esperaba, ya que se especulaba que declararía Víctor Fernández, en la jornada de hoy prestó testimonió Juan Cruz Sarmiento, militante montonero que fue detenido la noche del 20 de setiembre de 1976 junto a Pedro Valentín Ledesma, una de las personas desaparecidas por la que se sigue el juicio a los ex militares Carlos Pla, Miguel Ángel Fernández Gez y los policías Victor Becerra, Luis Orozco y Juan Carlos Pérez.

En esa noche Sarmiento iba en el auto de su hermana junto a Raúl Cobos y Pedro Ledesma y fueron sorprendidos por un procedimiento militar.

Cobos recibió heridas, según los militares en un enfrentamiento, que posteriormente le ocasionaron la muerte y las otras dos personas fueron detenidas.

En su relato, Sarmiento detalló las sesiones de tortura a las que fue sometido, producto de las cuales le quedaron lesiones y pérdida de audición. También señaló que Ledesma fue sometido a ese tipo de trato por los policías y militares. En un momento se encontraron y "ambos estábamos golpeados, ensangrentados y doloridos", y en esa oportunidad el ahora desaparecido le dijo: "si zafamos de esta, me
caso". Fue la última persona que lo vio, Ledesma continúa desaparecido.

El Consejo de Guerra condenó a Sarmiento a una pena de 25 años de prisión por tenencia de armamento, que luego fue reducida a 15. Recuperó su libertad con el advenimiento de la democracia, tras permanecer más de 7 años en prisión.

Sarmiento inculpó directamente como los responsables de las torturas que sufrió a Carlos Esteban Pla, entonces subjefe de la Policía y capitán del Ejército; Víctor David Becerra, que estaba a cargo del departamento de Informaciones 2 conocido como D2 y Juan Carlos Pérez, también del mismo departamento.

Dijo también que no le constaba que los otros dos acusados -Fernández Gez y Orozco- hubiesen estado en las sesiones de tortura que le practicaron, y señaló a Orozco como la persona que lo iba a buscar a la penitenciaría para llevarlo a la Jefatura de Policía o a la Seccional 4º donde lo torturaban.

En un tramo de la ronda de preguntas, los defensores insistieron en saber si él les había proporcionado información a quienes lo torturaban y reconoció "haber admitido alguna información", concretamente que en la casa de la familia Garraza "había algo escondido", presuntamente el armamento que luego fue encontrado en un allanamiento.

"Le he pedido perdón a la familia Garraza y le sigo pidiendo perdón por que producto de las torturas y un momento de flaqueza pude admitir esa información", señaló.

Mañana continuarán las testimoniales y está citado a declarar Víctor Fernández, un sobreviviente de las detenciones realizadas en La Toma el 21 de setiembre, a raíz de una información que habría llevado Cobos encima (ver en este mismo sitio el informe de La Toma) cuando fue ultimado por la patrulla. Junto a él fue detenida Graciela Fiochetti, que fue asesinada pocos días después y enterrada en las Salinas del Bebedero. El cadáver de Fiochetti fue recuperado por los familiares en 1986.

Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com