viernes, 27 de febrero de 2009

La fiscalía dio por sentada la participación de los imputados y el plan sistemático

La Fiscal Federal de Cámara, Olga Allende realizó ayer un pormenorizado detalle de los acontecimientos ocurridos a partir del 20 de setiembre de 1976 que terminaron con el asesinato de Graciela Fiochetti, la desaparición forzada de Santana Alcaraz y Pedro Ledesma y las torturas recibidas por Víctor Fernández.

En su extenso y prolijo alegato, que continuará hoy, la Fiscal fue relatando uno a uno los sucesos que se desataron a partir del enfrentamiento en que fue abatido Cobos, la detención de Ledesma, el operativo de La Toma y las posteriores liberaciones simuladas que se completaron con el asesinato de dos jóvenes en las Salinas del Bebedero y la desaparición de Pedro Ledesma, que fue torturado hasta morir y fue visto en fotos por otros detenidos a quienes amenzaban que tendrían igual fin.

Allende hizo especial hincapié en la sistematicidad de los procedimientos que se efectuaban en todo el país y particularmente en San Luis, lo que lleva a pensar que también coincidirá con la querella en pedir que se los juzgue por genocidio a los actuales imputados.

La fiscal echó por tierra con la pretensión de quien era por ese entonces la máxima autoridad militar en San Luis, que en todo momento adujo haber sido engañado o que sus subordinados no le respondieron con la lealtad que correspondía. Allende dio por sentado que Miguel Ángel Fernández Gez conocía perfectamente lo que estaba sucediendo, prueba de ello fue la complicidad con la que se desenvolvió para borrar huellas que pudieran incriminarlos, al enterrar como NN a los dos cadáveres hallados en la salina, cuando ya al menos había uno identificado.

También consideró que Carlos Esteban Pla era, junto con David Becerra, quienes estaban de manera permanente al frente de los operativos y que participaron directamente del secuestro de Pedro Valentín Ledesma, luego de entregarselo a su padre en la comisaría 2°. Para el ministerio público el testimonio de Segundo Valentín Ledesma es una prueba irrefutable de como sucedieron los hechos.

En base al testimonio de la madre de Graciela Fiochetti, pone incluso a Pla en el procedimiento de La Toma en donde comenzó el padecimientode los detenidos de aquello localidad. Con eso reforzó los dichos de Víctor Fernández que asegura haber sido torturado en la departamental por Pla y Becerra antes de ser traido a la jefatura central.

También resaltó la tarea hecha por Luis Orozco y Juan Carlos Pérez, los dos policías del D2 de Informaciones, sin cuyas actuaciones no se hubiese podido consumar los hechos perpetrados.A Pérez lo pone incluso en la escena del crimen en las Salinas del Bebedero.

En relación al secuestro y posterior desaparición de Santana Alcaraz, fue trayendo al relato los diferntes testimonios de los procedimientos que se hicieron en la pensión de la calle Belgrano relatados por algunos testigos, que fueron negativos ya que finalmente el muchacho fue "chupado" de las propias aulas de la Universidad Nacional de San Luis y nunca más se lo volvió a ver. Sería el segundo asesinado en el salitral.

En la jornada de hoy la Fiscal de Cámara continuará con sus alegatos y deberá pedir la pena para los cinco imputados. En razón de lo escuchado hasta ahora, cabría pensar que coincidirá con el pedido de la querella, aunque si se toman algunos argumentos tomados ayer, puede inferirse que a Orozco puede pedir una sentencia menor. Aunque todo queda en el campo de la especulaciones, ya que recién hoy se podrá escuchar de su propia boca lo que tiene pensado para cada uno de los imputados.

"No puede sostener la mirada de los que torturó"

Promediaba la mañana y la Fiscal estaba llevando adelante su exposición, cuando de manera intempestiva Carlos Pla adujo que un hombre del público lo estaba amenazando. Era uno de los detenidos durante la dictadura que lo miraba insistentemente. El Tribunal actuó de forma inmediata.

"No lo amenacé, solo lo miraba a los ojos..." le dijo a este medio.

Cuando salió el defensor de Pla y Becerra, volvió con su argumento: "Yo no amenacé a su defendido, lo que pasa es que son tan cobardes que no pueden sostenerle la mirada a quienes torturaron", dijo mientras Hernán Vidal intentaba una respuesta y se retiraba por la calle Illia.

Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com

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