miércoles, 14 de enero de 2009

Daract y un compromiso permanente con la ideología del Proceso

El de Guillermo Daract ha sido uno de los testimonios más valiosos que se ha escuchado en el juicio que se le sigue a los policías y militares acusados de asesinar a Graciela Fiochetti
y hacer desaparecer a Santana Alcaraz y Pedro Ledesma. No por lo que haya aportado para la causa -que si lo aportó, más por los silencios que por lo dicho- sino por que brindó un panorama esclarecedor de como funcionaban las estructuras de mando en el país y también dio un pantallazo de cuál era el marco ideológico que imperaba en aquel momento.

Nunca lo dijo abiertamente, pero dejó flotando en el aire siempre la idea de que en una situación igual, actuaría de la misma manera. "Yo no conozco a nadie de esa época que haya estado en contra de la lucha contra la subversión", dijo en un momento y en ese "nadie" se involucraba tácitamente. Cuando el juez Burad le pregunta por el arrepentimiento del general Martín Balza, si bien esquivó el bulto escudándose en no haber leído su libro y no haber escuchado bien su exposición, dijo que el arrepentimiento de Balza era "por algunos procedimientos", pero no por la lucha en sí.

Daract no se arrepiente de la lucha antisubversiva, más allá de que no se quiera responsabilizar por los crímenes realizados en una serie de "lo desconocía" o "nunca lo hubiera aceptado" o "en San Luis nunca supe que se hiciera eso". Pero era conciente que en el resto del país si se torturaba, si se desaparecian personas y en su testimonio surge a las claras que el aplicado entre 1976 y 1983, fue un plan sistemático para "reorganizar el país", que estaba en peligro de ser tomado por "la subversión apátrida", que venía a trastocar los
valores de la sociedad "occidental y cristiana".

Cuando el juez Burad le hace reflexionar sobre el golpe de Estado que realizan, en un momento donde los militares tenían todas las leyes y normas a su favor para combatir a los grupos armados insurgentes "que querían hacerse del poder", se escapa por la tangente diciendo que era una decisión que estaba fuera de su alcance, pero hay que entender que en esa época y desde la década del '30, los militares se consideraron la reserva moral de la Nación y ha quedado expresado en distintos discursos de la época. Ellos eran los garantes de la argentinidad y de la preservación de la moral "occidental y cristiana".

Lo deja muy en claro cuando habla durante un largo rato de "las ideas extrañas al sentir nacional", como el marxismo, el troskismo y otras vertientes ideológicas que provenían "de Europa, de Rusia y de Cuba", quienes, según el militar, aportaban no solo una fuente ideológica, sino que también los proveían de otros insumos, aunque no dijo cuales, dejó entrever que en el monte Tucumano, los guerrileros "eran abstecidos por un helicoptero", en principio para reforzar la sensación de que era un ejército irregular "que andaba uniformado, con armas a la vista y respondían a un jefe", que era la razón de los operativos militares que comenzaron en el gobierno de María Estela Martinez de Perón.

Daract aseguró también que las acciones fueron concertadas entre las distinas dependencias del Ejercito, más allá de quien tomara las decisiones o quienes las ejecutaran. No había compartimientos estancos ni cosas que supieran unos y se le escaparan a otros, es que siempre la dependencia y la decisión superior estaba a cargo de Fernández Gez. Si bien la ejecución de las órdenes, como el operativo de La Toma u otros que se realizaron, los jefes de cada área tenían libertad para decidir cómo lo hacían, todas las decisiones, incluso el de dar la libertad a los detenidos, pasaban por el Jefe del Comando.

El dijo que "asesoraba" al Comandante Fernández Gez, pero que las decisiones estaban en manos de aquel. Una bonita forma de sacarse el lazo del cuello. Era jefe del Estado Mayor, que asesoraba al Jefe, pero sus recomendaciones no lo hacían responsable.

En un tramo señaló que cuando abatieron a Cobos y le encontraron "información que justificaba un procedimiento" como el que se le realizó en La Toma, él recomendó tomar acciones rápidas, como efectivamente se realizaron "esa misma noche", pero que en definitiva, la responsabilidad de esa acción era del que había dado la orden, es decir Fernández Gez.

Esa fue una de las cosas que el entonces Comandante le enrostró a Daract: "Con lo que has declarado parece que ustedes hubiesen sido títeres, que eran manejados a control remoto, que no tenía participación de las decisiones y que el único responsable era yo", le dijo furioso.

Hasta la fecha, el coronel Guillermo Daract, jefe de la Plana Mayor del Comando de Artillería 141 con asiento en San Luis durante la dictadura, fue el hombre que más tiempo permaneció declarando. El lunes su declaración llevó varias horas. Este martes, estuvo frente al Tribunal toda la jornada, que se extendió hasta las 18,30, aproximadamente.

Daract había reconocido el lunes la reunión que se realizó con Fernández Gez cuando estaba con prisión domiciliaria en Buenos Aires, al reabrirse la causa, pero los motivos fueron bien distintos a los que dijo el imputado por los que se había realizado la reunión.

Daract -que a lo largo de su declaración dejó a Fernández Gez como el responsable máximo de todas las decisiones- dijo que cuando conocieron la noticia de la reapertura de la causa, fueron junto a Juan Carlos Moreno (jefe del GADA), Gerásimo Quiroga y Raúl López (ambos de la Plana Mayor del Comando) a visitarlo para "solidarizarse" con él. Pero el entonces Jefe del Comando, dijo que habíai ido a pedirle que se hiciera cargo de la responsabiidad que le cabía como jefe, en relación al asesinato que se investiga de Graciela Fiochetti y las desapariciones de Santana Alcaraz y Pedro Ledesma.

Las contradicciones entre ambos relatos hizo que el defensor de Fernández Gez, pidiera un careo entre ambos militares retirados. Allí, en una fuerte discusión, ambo se mantuvieron en sus dichos, pero para muchos quedó la sensación de que sabían más de lo que decían.

Fernández Gez sostuvo, como lo había hecho en la indagatoria, que Daract, López, Moreno y Dana habían participado del fusilamiento de la chica de La Toma, hipótesis también abonada por el defensor de Carlos Plá.

"Con lo que has declarado parece que ustedes hubiesen sido títeres, que eran manejados a control remoto, que no tenía participación de las decisiones y que el único responsable era yo", le dijo Fernández Gez en un tramo del careo donde ambos se repatieron acusaciones y se atribuyeron responsabilidades.

"Tienen que hacerse cargo de su responsabilidad" por la muerte de Fiochetti, en el fusilamiento que le adjudican a ese grupo, donde se le atribuye el disparo de gracia al entonces teniente primero Dana.

Daract sostuvo siempre que cuando encuentran los cadáveres en las Salinas del Bebedero, ellos manejaban la hipótesis de que se trataba de una represalia de Montoneros, como había ocurrido en otros lugares del país.

Pero hubo dos intervenciones con osbservaciones sagaces, una del doctor Ponce, que refirió a si se trataba de una represalia, como era posible que hubiesen tomado tantos recaudos de cortarles los dedos a las víctimas, quemarlas y enterrarlas en un lugar inhospito, cuando justamente las represalias eran presuntamente para que sirvieran de escarmiento a los delatores, razón por la cual no era necesario que quedaran escondidas. La otra estuvo a cargo del juez Burad, que casi al finalizar el careo le dice a Daract: "Vio Coronel, como en el caro desapareció la palabra Montoneros", ya que ambos se echaban la culpa por lo sucedido con la chica de La Toma.

Por su parte, Daract, negó enfáticamente cada una de las acusaciones y dijo incluso, que ese tipo de acciones le parecían "indignas de un militar".

Luego de la audiencia, hubo espacio para los comentarios y muchos de los asistentes comentaron que daba la sensación de que ambos militares, sabían mucho más de lo que decían.

También estimaron que Daract podía ir buscando un buen abogado, ya que su situación no sería demasiado favorable luego de la audiencia de ayer.

La situación de Laise


El ex obispo de San Luis, Juan Rodolfo Laise, tendrá el respiro de unos día más, debido a que el Tribunal Oral Federal que investiga crimenes realizados durante la dictadura no ha

conseguido la factibilidad técnica para realizar la teleconferencia mediante la cual prestaría declaración. Si bien el religioso está citado a declara como testigo en la causa, su

testimonio es esperado debido a la acusación que le hizo uno de los imputados, Miguel Ángel Fernández Gez, de que le había pedido que hiciera desaparecer a un cura que abanadonaba los hábitos para casarse.

Ayer se pidió también, en razón de que el obispo no tiene fecha cierta para declarar, que el testimonio de Pablo Melto, el cura por el que Laise habría pedido a Fernández Gez, sea postergada y se realice luego de la testimonial del hombre que actualmente vive en Roma en la residencia de San Pío.

Se achica la lista de testigos


Ayer la querella reprentada por Enrique Ponce desistió de la testimonial de los dos compañeros de falcultad de Santana Alcaraz por considerarla "sobreabundante". También pidió

que se agregara el testimonio del comisario Ortubia Salinas por lectura. Ninguna de las partes presentó oposición, de manera que así será realizado.

Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com

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