martes, 27 de enero de 2009

Un perfil conflictivo: Para su ex empleador, Velazquez "era un perro fiel"

San Luis (Pelr) 23-01-08. El anestesista Domingo Borra, que le dio trabajo como cuidador de un complejo de cabañas al policía del D2 que fue condenado a prisión por la muerte de Diego Funes, no dudo en calificar como "un buen chico, muy inteligente, aunque con una personalidad conflictiva" a Jorge Hugo Velázquez, el hombre que con su testimonio incriminó a Carlos Pla y Víctor Becerra en el asesinato de Graciela Fiochetti. Pidiendo las disculpas del caso por la comparación, dijo que era como "un perro fiel", que nunca lo había traicionado y que al parecer cargaba un trauma producto de tormetos sufridos con anterioridad a conocerlo.

Si bien no recordó la fecha exacta en que lo tuvo como empleado, acordó que podría haber sido en 1984, y que llegó a él por una recomendación del médico forense Moreno Recalde, compañero de trabajo en el Sanatorio Ramos Mejía. "Él me lo recomendó y me dijo que me lo iba a presentar, pero finalmente Velazquez se presentó solo un día en El Volcan", donde tiene un complejo de cabañas. Allí se dedicó "a cuidar el predio" y "se sentía muy bien solo".

Si bien Borra -que fue funcionario provincial durante el Proceso- repitió muchas veces que había preferido no escuchar a Velazquez cuando comenzaba a contar cosas de su pasado, admitió que eran muy sugestivas la malformación de sus dos manos y uno de sus brazos. "Tenía los diez dedos quebrados, por lo menos dos quebraduras en cada dedo", lo que admitió que podía haber sido a resultas de torturas.

El médico dijo que "al verle la mano" se podía inferir que "alguien se la rompió", ya que no conocia ningún caso de quebraduras en los 10 dedos. "No conozco en la historia médica que se quiebren los dedos así", resaltó.

También tenía "una deformidad en el brazo, quizá por la fractura de tibia, cúbito y radio", a la que probablemente se la hayan provocado "con un elemento contundente".

De igual forma recordó que "usaba prótesis dental, era una prótesis parcial o total". "Me parece que mi esposa le arregló la prótesis", ya que ella es odontóloga.

Todos estos datos corroboran el relato de Velazquez de haber sido torturado para arrancarle la confesión sobre la muerte de Diego Funes, hechos por los cuales también acusó en vida a Becerra y Pla, entre otros.

Borra contó también que Velazquez "se sentía muy herido y defraudado por la sociedad", pero particularmente porque habia sido "muy fiel y obediente" y le habían hecho una 'mejicaneada'. "Se entregó a una función" y lo traicionaron.

Asimismo señaló como uno de los temas recurrentes de Velazquez, era el sentirse "fuerte, poderoso" y trajo a colación una anécdota, referidas a unos borceguies que le habia regalado y los usaba desatados. "Son fáciles de sacar y me sirven de protección", dijo que le respondió cuando le preguntó porque los usaba de esa forma.

También reconoció una veta violenta del ex agente del D2, cuando en una oportunidad un turista que estaba alojado en el complejo se retiró antes del horario previsto, presuntamente sin pagar, "lo corrio descalzo y en calzoncillos hasta la Olla, lo bajó del auto, lo molió a palos y lo metió dentro del baúl".

Aunque siempre fue remiso a relatar episodios que estuvieran ligados al accionar de Velázquez durante la dictadura, admitió que le había contado que en un procedimiento realizado en la casa de "un lustrador" ubicada en el barrio Rawson, dijo que "el le había tumbado la puerta", ya que siempre andaba haciendo alarde de su fuerza.

En una de esas charlas a las que Borra esquivaba, Velázquez le contó que "trabajaba con Pla y con Becerra" y que "era chofer" del entonces sub jefe de policía.

"Interpreté que había sido Pla el que lo había defraudado, el de la 'mejicaneada'. O le prometieron algo que no cumplieron o le hicieron creer algo que no pasó", indicó el médico.

En ese punto, Borra dijo haber entendido a Velázquez, porque él se sintio también defraudado por las autoridades de aquel momento, puesto que en una oportunidad que se encontraba en vacaciones, a su regreso se dio con la noticia de que en la ciudad se decía "que me había fugado con varios millones de DOSEP", que dependia del área a su cargo, la subsecretaría de Promoción y Acción Social. "Me sentí defraudado y después renuncié", agregó.

Otro de los puntos que manifestó en su exposición, fue que Velazquez tenía una personalidad "muy conflictiva", con un delirio persecutorio permantente. "Veía camiones del Ejército, me decía que subversivos bajaban armas en el río. Siempre le faltaban cosas... Estaba muy tocado", resumió, pero cuando el juez Burad le preguntó si los delirios estaban relacionados con otros temas de ese momento, como el trabajo, reconoció que no, que redundaba siempre sobre militares y subversivos.

"Nunca pude entender de qué lado estaba", refirió señalando a ambos bandos enfrentados en aquel momento. "Tuve la impresión de que necesitaba apoyo psiquiátrico", pero Velazquez ni la familia acogieron esta idea.

Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com

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