miércoles, 24 de diciembre de 2008
Arturo Negri señaló a Alberto Rodríguez Saá como cómplice de la dictadura
El ex diputado nacional por el radicalismo, Arturo Jesús Negri, dijo este lunes ante el Tribunal Oral Federal de San Luis, que juzga a militares y policías que actuaron como represores durante la dictadura, que Alberto Rodríguez Saá, junto a Hugo Arnoldo Fourcade, fueron "los ideólogos" de las acusaciones como presuntos terroristas que le llegaron mediante una carta al entonces almirante Emilio Massera y que causaron su detención. Uno de los mencionados fue luego asesinado.
"No me cabe ninguna duda de que al Dr. Julio Everto Suarez le firmaron la sentencia de muerte cuando lo mencionaron en esa carta", apuntó Negri y luego en declaraciones a la prensa reforzó la idea, poniendo en duda cuantas personas más fueron acusadas y pudieron haber sufrido las consecuencias de la delación.
Suárez aparece en la conocida en San Luis como "La Carta a Massera" como jefe de Montoneros en la provincia y Negri -que tenía en esos años una concesionaria de autos- era acusado de "robar autos para la guerrilla".
"A mi me detuvieron en la agencia personal policial que vino desde Córdoba, también estaba el capitán (Carlos Esteban) Pla -uno de los imputados en el juicio que se ventila en
los Tribunales Orales Federales de San Luis- y me trasladaron, primero a Villa Dolores y luego en un centro clandestino de detención que quedaba en Velez Sárfield 50" de la ciudad mediterránea.
Dijo haber sido tratado correctamente por el entonces subjefe de la Policía de San Luis, el militar que ahora es juzgado. Pero que en centro de detención clandestino cordobés fue torturado salvajemente. "Cuando llegué pedí un abogado y me contestaron: 'vos más que un abogado, lo que necesitas es un cura'" en obvia alusión a que lo iban a matar.
Contó de mantera pormanorizada como eran sometidos a apremios, colgados de unos ganchos que estaban "a un metro 45 de altura" para luego pegarles en el estómago. En ese lugar señaló también haber visto como mataban a golpes a un joven "de un metro sesenta y dos, aproximadamente, pelirojo, de unos treinta años" y "le hice conocer de esto a Estela
Carloto y a su hijo el diputado, pero nunca supe que hayan hecho algo".
"Incluso me ofrecí para hacer un identikit del muchacho por si alguien lo buscaba" puntualizó el hombre que también fue secretario de Comercio Exterior de la Provincia cuando gobernaba Adolfo Rodríguez Saá.
"A mi me salvó la vida el Teniente Coronel Juan Carlos Moreno, entonces jefe del GADA (141) que habló directamente con el general (Luciano Benjamín) Menéndez y le pidió que
no me torturaran ni me mataran", pormenorizó.
Cuando fue a agracecerle a Moreno por haberse "jugado" por él, le comentó de las cosas que había visto en el centro de detención clandestino, y que el militar le había expresado que "eran fuerzas parapoliciales que habían puesto ellos, pero se habían salido de control".
En su declaración de ayer, Negri dijo que si bien sabía de la existencia de la carta, que circulaba "como un panfleto", recién en 2006, cuando enfrentó a uno de los firmantes, Víctor Manuel Ortiz, luego de increparlo por su firma y "probablemente porque sabía que el
final de sus días estaba cerca y queriendo limpiar culpas, me dio una copia certificada por escribano nacional" que conserva un estudio jurídico porteño.
También refirió que otro de los firmantes de la referida misiva a uno de los jefes de la dictadura, el también ex diputado nacional, pero del PJ, Jorge "Popo" Niño, le había corroborado el texto y quienes eran los firmantes, "incluso hizo una aclaración por Radio Nacional".
"Ortíz está muerto, pero Niño vive, así que puede ser citado por este Tribunal", pidió.
"Tengo miedo que me pase lo mismo que a Julio López", señaló, haciendo referencia a que le habían llegado sugerencias anónimas para que se "olvidara" del tema de la carta.
Pero luego aclaró que "Adolfo no tuvo nada que ver con la carta", y dijo que el actual mandatario, Alberto, en ese entonces "quería ser el referente del partido de Massera" y junto a otras personas firmaron esa carta documento destinada a uno de los jefes de la Junta Militar, acusando de terroristas a ciudadanos de San Luis.
Cabe recordar que el Tribunal está presidido por Roberto Nacif, y los vocales Roberto Burad y Raúl Rodríguez. Actúa como juez suplente Héctor Cortez y se investiga el asesinato de Graciela Fiochetti, la desaparición de Santana Alcaraz y Pedro Ledesma, además de las torturas recibidas por Víctor Fernández.
En la causa están acusados los militares Carlos Esteban Pla, Miguel Ángel Fernández Gez y los policías Víctor Becerra, Juan Carlos Pérez y Luis Orozco.
Sobre la causa en si misma, Negri no aportó detalles esclarecedores, pero si dio un pantallazo de como funcionaban los organismos de represión en aquel momento y la manera de actuar de las fuerzas de seguridad. No dejó lugar a dudas de que era un plan sistemático el que se estaba llevando a cabo.
La declaración del primer jefe de policía de la democracia
"Uno o dos días antes de su desaparición, Domingo durmió en mi casa. Hablamos de tantas cosas..." refirió Agustín Montiveros, el médico pediatra que un día por vocación democrática fue a cumplir un rol que le era ajeno, pero que entendía que era esencial en el renacimiento de la democracia: ser Jefe de Policía y reorganizar una fuerza desmadrada, con severos rasgos autoritarios y mala fama en la sociedad. "Quería que la Policía se insertara en la sociedad, que la sociedad la sintiera parte de ella", explicó.
Su amigo era Domingo Idelgardo Chacón, también desaparecido en aquellos oscuros días de setiembre al inicio de la dictadura militar.Nadie supo más de él. Montiveros tenía 40 años, su amigo de Luján, algunos menos. Ambos eran peronistas de la Tendencia Revolucionaria.
El ligó inmediatamente al caso que se investiga, el de la muerte de Graciela Fiochetti con la de su amigo que también fue arrancado de su casa por una comisión policial militar. Para algunos, el cuerpo encontrado en las salinas no sería de Santana Alcaraz, sino el de Chacón.
"Antes de su desaparición, Domingo durmió en mi casa de Pringles 737. Hablamos de tantas cosas... del Mayo Francés, del cambio que produjo; de la Primavera de Praga... Todo lo que sucedió en América Latina...".
Se notó un esfuerzo sincero por recordar qué había sucedido a partir del 11 de diciembre de 1983, cuando quedó a su cargo la jefetura de Policía, pero su memoria le jugaba una mala pasada.
Recordó si que había intentado hablar con los familiares de Pedro Valentín Ledesma, °pero nunca quisieron hablar conmigo". Especuló que era porque en ese momento "había un temor reverncial en la Policía", por eso nada que viniera de la fuerza sería confiable o bienvenido.
Incluso relató que para él también fue una tarea difícil adentrarse en los secretos policiales. "En ese momento (de su asunción) no quise meterme demasiado". "El ministro de Gobierno, el doctor Torres Morales, me dijo que había que cambiar las caras en la policía y los más cercanos al Proceso fueron puestos en disponibilidad", recordó.
"Pasé meses sin tocar los archivos de Informaciones", el departamento que había sembrado terror entre los militantes políticos. Pero cuando accedió tampoco quedaba mucho de ellos, ya que una orden antes del cambio de manos del gobierno, había hecho desaparecer icinerados los archivos comprometedores.
Aunque no se acordara ante el Tribunal, Montiveros había recogido todo aquello que se había salvado del fuego y algunos elementos de importancia para la causa se habían podido mantener gracias a su accionar.
Del tiempo del Proceso había algunas imágenes muy vivas. Nunca fue detenido, pero entre todos los militantes había un pánico generalizado. "Se ponía el sol y no salía de mi casa", relató y reforzó la idea con una anécdota de sus fantasías ante la presencia de una comisión de policías y militares. "Tenía un perro boxer, que dormía al lado mío y siempre pensaba que si me iban a buscar él iba a ladrar y yo me podría escapar por los fondos".
En una ocasión le dijeron a mi madre, refiriéndose a la que entonces era mi esposa, 'Sepa usted señora que la vamos a degollar'. Después, en el 84/85, me dicen que iban a raptar a mi hijo Emanuel que iba al colegio Don Bosco". Aunque no señaló responsables directos de la amenaza, dejó sentado de que provenían de las fuerzas parapoliciales que acturon durante la dictadura.
Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com
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1 comentario:
Alberto Rodriguez Saa y Arturo Negri se encuentran enfrentados. El último, lo acusa al primero de estar ligado a la dictadura.
(http://www.criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=18030)
En diciembre de 1986, Negri era Diputado Nacional y votó a favor de la Ley de Punto Final.
Alberto Rodriguez Saa era Senador Nacional y votó en contra de la misma ley.
Como nos cambia la vida.
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