miércoles, 3 de diciembre de 2008

Entre tanto "no me acuerdo", hubo un policía que dio precisiones del operativo


La casa de Graciela Fiochetti, el día en que fue velada, diez años después de su muerte, en la calle Mariano Moreno 160, de La Toma, de donde la llevaron. Fotografía gentileza Rubén Carbonell

El martes en la mañana, no fue poca la sorpresa de los asistentes al debate oral por la memoria precisa del oficial Mansilla, encargado de labrar las actas la noche del 21 de setiembre de 1976, cuando fueron detenidos en La Toma Graciela Fiochetti, Víctor Fernández y Oscar Trepín. También estuvo en el allanamiento de la casa de Ricardo Anglé, que fue detenido en San Luis, en la Terminal de Omnibus.

El testimonio del policía dejó en claro varias cosas: que el operativo fue violento, que le dispararon a la cerradura de la puerta de la casa de Fiochetti, también hubo disparos en la casa de Fernández, que traspasaron la puerta e impactaron en el techo. Este relato es coincidente con otros tantos brindados por familiares de las víctimas y contradicen al del entonces teniente primero Horacio Dana, a cargo del operativo, que dijo que se había hecho amablemente y sin disparos.

En cuanto a las personas dijo que si bien no conocía a quien comandaba el grupo militar y estaba a frente de las acciones que se desarrollaro, luego supo que se trataba de Horacio Dana, cosa que también había sido reconocido por el propio militar. Vio a Víctor Becerra en las dependencias de la departamental de policía, pero no a Carlos Pla, el entonces sub jefe de la fuerza. Hasta ahora hay solo dos testimonios que lo compromenten, el de Víctor Fernández y el de la tía de Fiochetti, Elva Álvarez, que era la radio operadora policial aquella noche, y en su testimonio dijo que si bien no lo conocía a Pla, le habían dicho que el hombre que fue a pedirle si tenía unas galletitas, era justamente él. Los demás testimonios no lo tienen a Pla en La Toma.

También dijo que en esa movilizaciòn de personal de las fuerzas de seguridad estaban el comisario Gil Puebla (olvidadizo a la hora de declarar) y el comisario Garro.

Dijo que lo fueron a buscar a su casa en horas de la madrugada y que cuando llegó a la dependencia, ya estaban tres personas detenidas, que él pensó que eran "tres masculinos", porque estaban mirando hacia la pared, pero después se dio cuenta que uno de ellos era Graciela Fiochetti, que estaba vestida con pantalones. Fue en una mirada fugaz que los vio, cuando el Comisario Chávez salió de su oficina a darle la orden para que confeccionara las actas. "Fue una fracción" de tiempo muy corta, la que los vio. Luego recorrió los domicilios allanados y labrò las actas correspondientes que se las dictaba quien luego se enteró que era Dana. "Ninguno se identificó", ni le dieron ganas de preguntarles nada, según recordó.

Cuando volvió a la comisaría, con el sol alto en el cielo, le dieron la orden de que se encerraran en la última oficina, al lado de la del radio operador y desde allí pudo ver, espiando a través de una rendija, como se los llevaban a los detenidos en un camión militar. "Iban maniatados y con los ojos vendados", aseguró, reforzando la versión de Fernández y contradiciendo la de Dana.

Dijo no haber escuchado gritos o quejidos producto de torturas, situación razonable, ya que cuando él llegó a la dependencia, los detenidos recién llegaban y luego se fue. A su regreso, la comitiva se preparaba para partir hacia San Luis. Las sesiones de tortura que relató Fernández y la tía de Fiochetti se produjeron en ese interín en que estuvo ausente.

De los detenidos esa noche, dijo que él tenía "un buen concepto" y que no le parecia verosimil que tuviesen actividades subversivas.


Ese mismo día de 1986, cuando comenzó una nueva etapa para la familia Álvarez Fiochetti

Otros testimonios

Luego de Mansilla, prestó un vergonzoso testimonio Luis Daniel Contreras, que fue la persona que firmó el acta en la casa de Fiochetti. Actualmente es docente de profesión y visiblemente escondió todo lo que se acordaba de aquella noche, tras un "hace mucho tiempo", o lisa y llanamente con un "no me acuerdo". Un triste ejemplo para quien tiene a su cargo la educación de muchos chicos puntanos.

Lo único que recordó fue que lo fueron a buscar a su trabajo para que hiciera de testigo, que cuando llegó, comenzaron con las requisas, cosa poco probable, puesto que lo llevaron después de las seis de la mañana en que entraba a trabajar en las oficinas de Agua y Energía de La Toma y los operativos comenzaron poco después de las tres.

Solo sabía que "revisaron los roperos y debajo de los colchones", aunque dijo haber estado en la sala de la entrada de la casa, desde no se ven las habitaciones.

Tras la presentación de Contreras, lo siguió el comisario Jorge Andrés Mora, que en aquellos días era Oficial Ayudante. Dijo que vivía en la dependencia en un cuarto ubicado al fondo y que lo convocaron, pero que apenas llegado, fue al baño y al salir, unos militares le dijeron que se fuera.

Mora estaba indicado como la persona que señaló los domicilios de los detenidos, pero en esta oportunidad no recordó ese punto. Según su relato él tenía a su cargo elaborar informes sobre las "actividades subversivas" que se desarrollaran en el pueblo, pero después se desdijo y señaló que nunca mandó nada, es decir que no confeccionó ningún informe de inteligencia.

También indicó que había visto a Becerra en la departamental y que no escuchó ningún grito o quejidos de los torturados. Según él, se fue a poco de llegar. Todo lo demás, se enteró por comentarios.

El comisario general Miguel Ángel Escudero fue quien instruyó un sumario administrativo contra Víctor David Becerra ya durante la democracia, pero su testimonio no aportó nada a este juicio.

El último en declarar fue el cabo retirado Antonio Ceferino Becerra que no se acordó nada de nada. Así como llegó se fue. "No me acuerdo" fue lo único que se le escuchó decir.

Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com

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